Durante la década de los setenta el Perú continuó sufriendo del proceso de migración rural-urbano a la vez que la expansión de Lima. Se produce una “ebullición” urbana y rural, con el resultado de inmigrantes de provincias a Lima luchando por progresar en la cuidad y el surgimiento de la cultura chicha en el Perú (surgen músicos como Chacalón). Los intentos de descentralización no pudieron impedir la alta tasa de migración a Lima.
Deportivamente, el Perú tuvo una de sus mejores etapas, sobre todo en el fútbol. Se puede decir que la generación de los años setenta fue la mejor que hubo. El pueblo tenía un mayor referente en la selección que en otras épocas, incluyendo la actual. La sociedad tenía una idea de que se podían realizar logros significativos, y significó una etapa de alegría en una sociedad afectada por el militarismo.
En conclusión, el cuarto militarismo supuso un cambio importante en la estructura del país en todos los sentidos (político, económico, social). El país afrontó la “muerte” definitiva de la oligarquía con las reformas socialistas y, aunque han sido anuladas en años siguientes con Morales y el retorno a la democracia, el estado dejó de dar prioridad a la clase alta y elitista. Nuevas clases sociales y culturas surgieron a partir de las grandes olas de inmigración. Si bien varias de las reformas planteadas e implementadas durante esta época dejaron de aplicarse años después, sus consecuencias permanecieron en la sociedad peruana.
Diego Mendoza
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